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Casos prácticos de ojos de fantasía

     Me he dado cuenta de que llevo mucho tiempo sin hablar de nada de ojos en este blog y eso no puede ser ahora que casi puedo oler mi ansiado título universitario, así que he decidido remediarlo con una entrada en la que os contaré algunos casos prácticos que creo que pueden resultar interesantes. No quiero que nadie pase por la agonía que he tenido que pasar yo para sacarme la carrera, de modo que los resumiré muy por encima y exageraré los ejemplos para que se entiendan mejor. Dicho esto, comencemos: 




Baja Visión

  Sé que no os voy a descubrir nada nuevo si os digo que una persona ciega carece por completo del sentido de la vista, pero lo que creo que no es tan conocido es que también existe el término de baja visión. Una persona con baja visión, a pesar de tener la vista seriamente dañada por las razones que sean, mantiene un determinado resto visual que le permite manejarse en cierta medida. Este resto visual va a depender de una multitud de factores que habría que estudiar en detalle y su magnitud no siempre será la misma (además, informo que no todas las enfermedades visuales afectan igual).

    En realidad, la baja visión es un tema tan amplio y complejo que podría hacer una sola entrada hablando de ello y no me quedaría corta. 


Campo visual

    Este punto está muy relacionado con la baja visión que mencionaba antes porque es uno de los factores que más influyen en ella. El campo visual es la amplitud del espacio que es capaz de distinguir el ojo y existen varias enfermedades que pueden alterar la proporción de campo que percibimos o cómo lo hacemos.

    Para que os hagáis una idea, podemos perder la visión periférica conservando la central, que sea al revés y solo veamos por la periferia, o que tengamos manchas permanentes que nos limiten la visión. Además, si dividimos el campo visual en cuatro cuadrantes es posible que dejemos de ver un cuadrante, los laterales o la mitad inferior o superior según el área de la vía visual que esté afectada.


Cataratas

    Una de las estructuras del ojo que más influyen en el proceso de visión es el cristalino. Bien, pues con la edad (en torno a los 60 años más o menos) el cristalino va perdiendo su transparencia habitual hasta que acaba volviéndose totalmente opaco y no permite el paso de luz hacia el interior del ojo, provocando una catarata que dificulta la visión.

    Es un problema de fácil solución ya que se corrige con una cirugía en la que se retira el cristalino opaco y se sustituye por una lente intraocular que funciona como un cristalino sano. Sin embargo, actualmente las cataratas son la primera causa de ceguera a nivel global debido un proceso natural de envejecimiento del ojo y a que millones de personas no pueden acceder a este tipo de tratamiento.


Ametropías

    Creo que esta es la parte más conocida de todas las que voy a mencionar. Es posible que si os digo ametropías no tengáis ni idea de a qué me refiero, pero si en su lugar os digo miopía, hipermetropía y astigmatismo os será más familiar. Y es que las ametropías son los defectos visuales que producen un mal enfoque en la retina, haciendo que percibamos alteradas las imágenes de nuestro alrededor.

    No me quiero detener mucho en este apartado, así que solo explicaré que un miope en lejos ve borroso y en cerca ve sin problemas y un hipermétrope puede ver perfectamente tanto en lejos como en cerca, aunque es probable que con el tiempo manifieste molestias en visión próxima. El astigmatismo es independiente de ambas cosas, ya que se produce por la deformidad natural de nuestra córnea y si nuestro ojo no es capaz de compensarlo, entonces hará que veamos distorsionado. Estas ametropías se producen por diferentes causas y se compensan con diferentes tipos de lente.

Acomodación

    Existe un proceso del cristalino mediante el cual nuestro ojo cambia el enfoque de visión de lejos a visión de cerca para concentrarse en lo que queremos ver. Con la edad (a partir de los cuarenta años, aproximadamente) esta capacidad se va perdiendo y cuando ocurre se le denomina presbicia. Esto provoca que estas personas se vean en la necesidad de usar una gafa para cerca o que tengan que alejarse lo que quieran ver hasta conseguir enfocarlo usando la visión de lejos y no la de cerca.

    Existen más alteraciones de la acomodación que impiden una correcta visión de cerca incluso en pacientes jóvenes, pero no le veo el sentido entrar más en detalle y con que se entienda cómo funciona el concepto es más que suficiente.


Visión cromática

     Nuestra visión de colores funciona a través de unas células especiales de la retina llamadas fotorreceptores. Existen tres tipos principales de fotorreceptores y cada uno de ellos se especializa en distinguir un color en concreto: azul, rojo o verde. Así pues, a un objeto lo vemos de un determinado color según la forma en que lo perciba nuestro conjunto de células fotorreceptoras.

    Lo que les sucede a las personas con alteración de la visión cromática o daltonismo es que tienen esta proporción de células alterada o carecen de algunas de ellas y, como consecuencia, distinguen los colores de diferente manera. Hay distintos tipos de daltonismo según la parte del espectro que esté afectada, pero por lo demás no es algo que suponga un gran inconveniente en la vida de estas personas y el mayor peligro al que están expuestos es a hacer combinaciones de color bastante raras o a tener problemas para dejarse guiar por señales de colores.

    Por cierto, el daltonismo no tiene ningún tipo de cura milagrosa ni nada por el estilo. Quizás os suenen los vídeos de daltónicos reaccionando a ver el mundo con normalidad cuando se ponen una gafa especial, pero no son lo que parecen. Lo que sucede es que, por ejemplo, si un daltónico es incapaz de distinguir el verde del rojo y los ve como si fuesen exactamente el mismo color, al ponerse esas gafas uno de los colores se oscurece más y será capaz de diferenciarlos al tener distinta tonalidad. Pero es imposible que los perciba con una visión cromática normal porque las células de su retina siguen alteradas y eso es imposible de arreglar.


Sensibilidad al contraste

     La sensibilidad al contraste es un parámetro que no nos dice si la persona ve o no ve, sino que nos informa sobre la calidad de su visión. Siendo más específicos, su definición nos dice que es la capacidad de nuestro sistema visual para diferenciar un objeto del fondo en el que se encuentra. Por lo general, si se encuentra fuera de los valores normales es bastante difícil de solucionar y los pacientes lo suelen percibir como una neblina difuminada que no les deja ver demasiado bien. Puede deberse a varias enfermedades visuales o ser el resultado indeseado de alguna cirugía. Y sí, también está bastante relacionada con el tema de baja visión o ceguera.


Visión binocular

     Voy a ser rápida: los seres humanos tenemos dos ojos, cada uno percibe una imagen diferente del otro por la posición anatómica en la que están situados y el cerebro se encarga de fusionar ambas imágenes y darnos la sensación de profundidad o de visión 3D. Sin embargo, es posible que esta función se encuentre suprimida por otro factor que interfiera en ella y se pierda esa capacidad.


Estrabismo

    El estrabismo es una desviación de los ejes oculares que se manifiesta cuando no se encuentran coordinados al mirar en la misma dirección. Esto se debe a un problema con los músculos extraoculares que trastornan la que sería la posición normal de mirada y hacen que uno de los ojos quede más colgado que el otro. Existen diferentes tipos según cómo se manifieste la desviación en las diferentes posiciones de mirada y la magnitud que presenten. En la actualidad, el estrabismo puede corregirse a través de una cirugía en la que se corta parte del músculo para hacer que se compense y los ojos queden rectos.

Anisometropía

    Puede ser que en cada ojo tengamos un defecto de refracción diferente y en ese caso estaremos ante una anisometropía. Esto puede significar que tengamos una gran diferencia de graduación en cada ojo o que, incluso, uno de nuestros ojos sea miope y el otro hipermétrope y que instintivamente nuestro cerebro emplee uno para ver de lejos y uno para ver de cerca.


Ambliopía

    Más conocida como ojo vago, la ambliopía sucede cuando uno de los ojos toma el control del sistema visual y el cerebro pasa a ignorar al otro. Esto puede provocar tanto problemas binoculares como que el ojo que no se emplea pierda una capacidad visual que nunca podrá recuperarse. Suele estar relacionada con el estrabismo y la anisometropía, pero en principio no tiene por qué hacerlo y hay más causas que puedan darla. Es un tanto preciso de tratar y una cosa que suele hacerse bastante en niños es ocluir el ojo bueno durante unos períodos determinados de tiempo para que el cerebro se vea obligado a usar el malo y a no dejarlo atrás. En adultos es más complejo de tratar porque el cerebro ya se ha acostumbrado a no usar el ojo malo.


Nistagmus

    Este es el último caso del que os voy a hablar y solo porque me parece bastante curioso. El nistagmus es un movimiento involuntario y repetitivo que generalmente ocurre en ambos ojos. Puede ser congénito, debido a enfermedades sistémicas, a determinados medicamentos o al consumo excesivo de alcohol y drogas. Las personas que lo padecen suelen presentar mareos, sensibilidad a la luz, dificultad para ver en la oscuridad, problemas visuales y dolores de cabeza.


    Bueno me temo que lo voy a dejar aquí por el momento.

   Hay un millón de casos más sobre los que podría hablar en detalle, pero no quiero que la entrada se haga eterna ni mucho menos entrar en conceptos más técnicos. He simplificado mucho todo lo que os he explicado tratando de que se entendiera mejor y espero haberlo logrado porque sé que muchas cosas de las que he hablado no son muy conocidas y me gusta haberlas dado a conocer.

 *Corrección ortográfica y de estilo por Inti Hernández (@thesunblessed)

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