Confieso que siempre, al llegar a estas
fechas, empiezo a ponerme seria con el desafío de Goodreads y, al ver que iba
con un par de libros de retraso, me apetecía ponerme con algo que fuese ligero
y rápido de leer. Con esta idea empecé "Reyes de la Tierra Salvaje" y no es que fuese de mis mejores
lecturas del año, pero sí que lo disfruté bastante. Al acabarlo no sabía con
qué seguir, así que me decanté por ponerme directamente con su segunda parte:
"Rosa la Sanguinaria", que
por desgracia me gustó bastante menos. Así que vamos ahora con la reseña de
ambas partes. Como es lo habitual en este tipo de entradas, no habrá spoilers
de ninguno de los dos libros.
Pongámonos en situación: estamos en un mundo de fantasía al más puro estilo medieval donde el verdadero protagonismo se lo llevan las bandas de mercenarios dedicadas a luchar contra toda clase de bestias provenientes del Corazón de la Tierra Salvaje Primigenia. Sin embargo, lo de salir de gira a matar monstruos en su entorno natural ha pasado de moda en los últimos años, y ahora las bandas se dedican a dar el mayor espectáculo posible a su público dando giras por varias ciudades para enfrentarse a esos monstruos en una arena rodeados por una multitud que los aclama.
En el primer libro nos encontramos a Clay Cooper, un mercenario de la antigua usanza que formó parte de Saga, la mejor banda de mercenarios de todos los tiempos que llegó a ser apodada como los Reyes de la Tierra Salvaje, pero que ahora se dedica a vivir la tranquila vida de jubilado en un pueblecito con su mujer y su hija pequeña. Hasta que un buen día en su puerta aparece Gabriel, su antiguo líder, para pedirle ayuda porque su hija Rosa también se ha hecho mercenaria, pero con tan mala suerte que ha acabado en una ciudad asediada por una horda de monstruos al otro lado de la Tierra Salvaje. La única esperanza que tiene Gabriel es reunir a sus viejos compañeros e ir a salvarla.
Con esta premisa partimos a la última aventura que reunirá a los miembros ya retirados de Saga. El inicio se resume en Clay y Grabriel dándose cuenta de lo mucho que ha cambiado su negocio y que la edad les ha pasado factura y ya no están en tan buena forma como en los viejos tiempos. El libro se toma su tiempo en presentarte a los demás miembros de la banda y en situarte, pero es algo que hace muy bien.
"Decir la palabra 'gloria' a un guerrero era como decir 'vamos' a un perro: es imposible que no empiece a agitar la cola"
Los capítulos son cortos, el ritmo es
dinámico y entretiene durante bastantes páginas sin hacerse aburrido. Además,
uno de sus puntos fuertes es que incluye una gran cantidad de humor, lo que le
da un toque aún más ameno y que también consigue que las interacciones entre
varios personajes sean de las cosas que más se disfrutan. Ni el worldbuilding
ni la trama que nos presentan son especialmente complejos: el mundo es el
prototipo de fantasía medieval estándar y quizá lo más destacable que presenta
es tener a las bandas de mercenarios como si de estrellas del rock and roll se
tratara. Toda la magia es "blanda", sin ninguna clase de reglas o
leyes que podamos seguir y los monstruos a los que nos enfrentamos son los
tradicionales de toda la vida. En resumen: el señor Eames no se ha rayado mucho
la cabeza para construir su mundo, pero con solo esos elementos logra una
ambientación bastante buena en la que sus historias funcionan de maravilla.
La trama principal parte con una base muy
simple: reunir a todos los miembros de la banda, cruzar la peligrosísima Tierra
Salvaje y rescatar de alguna manera a Rosa y al resto de habitantes de Castia
de la horda de monstruos que asedia la ciudad. Es una clara misión suicida que
nadie en su sano juicio aceptaría y que además nuestros héroes estén gozando de
la vida de jubilados complica mucho más las cosas. No paramos de entrelazar
distintas clases de aventuras desde el comienzo y gracias a eso la lectura se
vuelve ligera y entretenida.
Acabamos este libro y entonces nos llega
Rosa la Sanguinaria en todo su esplendor. En contra de lo que cabría esperarse,
la voz de esta nueva historia no es la de la propia Rosa, sino la de Tam
Hashford, la nueva barda que se incorpora a su grupo. Honestamente debo decir
que no entiendo esta postura, Tam es una simple tabernera de pueblo que practica
con el laúd y el arco en sus ratos libres y salir de gira con los mercenarios
es la aventura de su vida, pero es que siento que realmente no tiene ninguna
importancia en este libro.
No aporta nada relevante a las aventuras de
Rosa, apenas siento que tenga personalidad, su evolución es muy premeditada y
poco creíble, le falta mucho más desarrollo para ser nuestra protagonista y
muchas veces hasta me olvidaba de que estaba allí y que es su voz la que nos
cuenta la historia. Y lo siento, pero que sea una barda con la intención
observar las aventuras desde lejos para luego plasmarlo en una canción no es
una excusa para cubrir todas estas carencias. Otro aspecto a destacar también
es que desde el principio nos dicen que le gustan las chicas y olé por ella,
pero a su relación con Cura (la otra miembro femenina de la banda aparte de
Rosa) le falta un montón de desarrollo. Comparten un montón de páginas juntas
pero su dinámica en ningún momento se siente realista ni bien construida.
Sinceramente, parece algo que haya escrito deprisa y corriendo a última hora
porque no llegaba a entregar los deberes a tiempo.
"Ahora eres una leyenda, niña, y las leyendas son como piedras que no dejan de rodar: cuando ves una, lo mejor es apartarte de su camino"
Si en el primer libro nos encontrábamos con
que íbamos reclutando a los antiguos miembros de la banda uno por uno, aquí
vemos que Tam se incorpora de golpe a Fábula (la banda de mercenarios de Rosa)
y el objetivo de las primeras páginas es ir conociéndolos a todos al mismo
tiempo. Aquí noté un bajón increíble con respecto a su antecesor. Este inicio
se siente casi sin emoción, que la banda esté de gira matando a las bestias que
le pongan por delante en las arenas debería ser algo rápido y entretenido de
leer, pero no lo es para nada. El desarrollo de las primeras páginas deja
bastante que desear, a duras penas te presentan a los miembros de la banda, y
no es hasta la mitad del libro cuando esto mejora y empezamos a hacernos una
idea de por dónde va a ir la trama.
Es cierto que el primer libro es bastante
autoconclusivo, aunque hay un pequeño detalle en el final que a nada que estés
un poco atento te darás cuenta y dirás: con esto hará la segunda parte. Y,
efectivamente, premio para ti. El problema es que esta entrega también busca
ser autoconclusiva e independiente de su antecesor a toda costa, haciendo que
se repitan muchas explicaciones dadas con anterioridad, además de recordarte
varias veces los sucesos ya vistos. Ojo que lo que voy a decir ahora puede ser
un poco spoiler, pero es que justo cuando la trama empieza a mejorar por sí
sola es cuando decide recurrir a elementos y personajes del libro anterior, y
yo entiendo que esto se traduce en que el autor no confía lo suficiente en que
esta segunda historia pueda moverse por su cuenta y se ve en la obligación de hacer
esto para poder avanzar. Por eso hay partes que me han parecido que estaban
especialmente forzadas sin aportar nada, y creo que ese es uno de los motivos
por los que la batalla final no logró transmitirme gran cosa.
Los mayores puntos a favor que tiene este
libro es que intenta seguir en la línea del primero con su mismo humor, lo cual
es de agradecer, y que el personaje de Rosa tiene un desarrollo muy complejo,
aunque hay un par de cositas que no me acaban de convencer sobre ella y que por
desgracia me veo en la obligación de callarme para evitar los spoilers.
Y poco más tengo que decir ahora mismo.
Clasificaría a estos libros como una parodia de la fantasía más clásica con un
par de toques de grimdark y un humor bastante ameno. "Reyes de la Tierra
Salvaje" es una lectura bastante ágil y entretenida, con personajes muy
carismáticos que fácilmente se lee en un par de días. Su continuación,
"Rosa la Sanguinaria", no tiene tanto a su favor. Quizá si la primera
parte os gustó este también logré convenceros ya que ambos tiran por el mismo
camino, aunque uno tenga claramente mucho mejor nivel que el otro.
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